Funcionalidad familiar, una condición en la adaptación y logro académico del estudiante

MSc. Douglas Ysturiz

Cursante doctorado en educación

Universidad Pedagógica Experimental Libertador

Resumen

La familia configura un sistema complejo, su funcionalidad cobra relevancia en la educación de sus integrantes, en tal sentido, tiene responsabilidad pedagógica en la formación de las nuevas generaciones. Formar parte de una familia funcional o disfuncional tiene incidencia en la adaptación de los estudiantes y en el rendimiento académico. Tradicionalmente el rol pedagógico familiar ha sido escasamente significado por la educación formal, incluso en la formación universitaria enfocada en la docencia, sea a nivel de licenciatura o de componente docente, es escaso el papel asignado a la pedagogía familiar y el valor de la funcionalidad para el logro académico. En su funcionalidad la familia tiene responsabilidades educativas, pues desde su interior operan fuerzas motrices que adecuadamente orientadas pueden coadyuvar a la construcción de seres humanos equilibrados en lo físico y mental, para efectivamente garantizar un proceso educativo integral. El presente artículo se desprende de una investigación sustentada en el paradigma interpretativo con metodología cualitativa, para generar un constructo teórico. El fenómeno significado como tema fue la funcionalidad familiar en estudiantes desde responsabilidad pedagógica. Se consideró a un grupo de docentes de educación primaria, secundaria y universitaria como informantes clave.

Descriptores: Familia, funcionalidad familiar, adaptación, logro académico.

Sumary

The family configures a complex system, its functionality becomes relevant in the education of its members, in this sense, it has pedagogical responsibility in the formation of new generations. Being part of a functional or dysfunctional family has an impact on the adaptation of students and academic performance. Traditionally, the family pedagogical role has been scarcely meaning for formal education, even in university training focused on teaching, either at the degree or teaching component level, the role assigned to family pedagogy and the value of functionality for academic achievement is scarce. In its functionality, the family has educational responsibilities, since from the interior they operate motor forces that properly oriented can contribute to the construction of balanced human beings in the physical and mental, to effectively guarantee a comprehensive educational process. This article follows from an investigation based on the interpretive paradigm with qualitative methodology, to generate a theoretical construct. The phenomenon meaning as theme was family functionality in students from pedagogical responsibility. A group of primary, secondary and university education teachers were considered as key informants.


Descriptors: family, family functionality, adaptation, academic achievement.

Introducción.

La investigación realizada permitió construir una serie de consideraciones desde los ejes temáticos implicados. Se puede afirmar que la educación del ser humano en las instituciones educativas se ha enfocado en brindar conocimientos formales, sin embargo, es la familia desde su vinculación la que estimula el desarrollo cognitivo, emocional, social y adaptativo en sus integrantes. Los diferentes patrones de estabilidad o psicopatología mostrados por los miembros del núcleo familiar a nivel de educación primaria, secundaria o universitaria, pueden ser la expresión de la dinámica familiar funcional o disfuncional.

La familia es la institución social de mayor antigüedad en el planeta, nace durante la prehistoria humana. A lo largo de la evolución de las diversas especies que han conformado nuestro género ha estado presente para garantizar la supervivencia, ha sido clave en el éxito o fracaso de sus integrantes. Como grupo primario es un contexto de educación, crianza y socialización, ha transmitido la herencia cultural, es innegable su incidencia en el desarrollo físico y mental en cada generación.

Este sistema social está en constante intercambio de materia, energía e información con el contexto, presenta características diferenciales en la complejidad de sus elementos interactuantes, en función a la interacción emergen patrones de conductas como un todo organizado, con incidencia en la vida adaptativa y logro académico de los miembros del núcleo cuando estos se desempeñan como estudiantes. Hoy resulta significativo que en el proceso adaptativo y en el rendimiento en general tiene implicación la familia.

Aspectos legales en torno a la familia.

La Ley Orgánica de Educación del año 2009, en el artículo 17 establece que las familias tienen el deber, derecho, así como responsabilidad en la orientación y formación en principios, en igual medida el núcleo familiar ha de inculcar valores, el mismo artículo acota que para lograrlo las familias, las instituciones educativas, la sociedad y el Estado, son corresponsables en el proceso de educación ciudadana y desarrollo integral de sus integrantes.

Lo reportado por la ley citada indica que el Estado y sus instituciones educativas tienen la responsabilidad de generar condiciones para estudiar las realidades familiares y en promover dinámicas que sustentadas en la educación coadyuven a la funcionalidad de este núcleo primario de vida, pues la dinámica familiar tiene incidencia en la adaptación y rendimiento de los estudiantes.

Consideraciones en relación a la familia

La socialización brindada por la familia se sustenta en vínculos que pueden estar a favor o en contra del desarrollo personal. La educación familiar y su lenguaje posibilitan la formación de una conciencia subjetiva sobre la propia personalidad, el mundo, las relaciones sociales entre humanos y el vínculo con la naturaleza.

Dentro de su sistémica suceden vinculaciones biológicas, psicológicas, sociales y espirituales, de las que emergen condiciones subjetivas, sentimientos y sistemas de creencias; al respecto Shapiro (2008), en su texto: Inteligencia emocional, argumenta que cuando los padres generan condiciones favorables en el aprendizaje de hábitos en la solución de problemas, sus hijos desarrollan patrones asertivos de afrontamiento cuando los viven, lo contrario se da en contextos familiares carentes de estímulos o modelos favorables.

En la dinámica de socialización cada miembro adquiere el lenguaje, desarrolla e impulsa la complejidad emocional, así como de pensamiento e interrelación consigo mismo en sociedad, paralelamente cada integrante adquiere las habilidades para sobrevivir según la seguridad y estabilidad presente en el vínculo familiar. La complejidad del núcleo primario aumenta en la medida que establece mayores redes de relaciones entre el individuo con otras familias y la diversidad de instituciones socioculturales, particularmente se refleja en escuelas, liceos y universidades.

La familia como sistema

La familia presenta características estructurantes: primeramente sus integrantes, en segunda instancia la relación entre personas y en tercer lugar los límites que determinan el vínculo entre el sistema total y los diversos subsistemas. Desde la visión sistémica Barroso (2010), propone:

La familia es un sistema, un organismo compuesto de miembros todos igualmente importantes, con sus necesidades, capacidades, potencialidades y objetivos, en búsqueda de una totalidad propia, diferente, interactuante, y con sentido de trascendencia. (p. 326).

La familia es una complejidad organizada, con diversidad de formas y patrones de vinculación entre sus integrantes y de estos con exosistemas sociales. Andrade (2002), sostiene que el pensamiento sistémico aplicado al estudio de la familia aboga por una visión holística, más que como conglomerado de partes. Como sistema se caracteriza por su complejidad comunicacional.

La diversidad de intercambios y las redes de relaciones establecidas permiten su actualización, en igual medida la búsqueda de pautas reorganizacionales ajustadas a los nuevos contextos y retos que estos generan, estos aspectos amplían la complejidad de las relaciones familiares. Para Morin (2002), un sistema es una unidad global constituida a partir de las interrelaciones entre múltiples elementos, operaciones o individuos, cuya propiedad fundamental de organizarse, u orden proviene de la emergencia constante de aleatoriedades o caos de sus componentes.

En la actualidad la familia tradicional convive con una diversidad de sistemas familiares, para entenderla como núcleo funcional de la sociedad es necesario comprender que su concepto ha quedado limitado en el tiempo, como sostiene Guarin (2023), se debe a los cambios sociológicos, psicológicos, económicos e históricos presentes en la cultura postmoderna, los cuales tienen clara incidencia en la familia.

En este orden de ideas, las concepciones, representaciones y vivencias de cada persona junto a su grupo familiar pasan por situaciones diferentes y adversas, que se complementan, contradicen o son diametralmente opuestas a las vividas en tiempos pasados, qué, actualmente conducen a una existencia sustentada en dinámicas sociales particulares, razón por la cual existen nuevas estructuras familiares con diferentes valores y pautas organizativas de vida.

La familia como institución socializadora

En sus diferentes formas es una institución socializadora, transmite la herencia sociocultural acumulada, también deja de transmitirla para generar nuevos patrones. Para Dinkmeyer y Carson (1976), es el grupo de mayor influencia en la vida humana, representa el escenario para el cultivo del amor, la confianza, la aceptación y la autorrealización, en igual medida su dinámica permite aprender patrones adaptativos o desadaptativos. Dentro de su ámbito se obtienen los significados fundamentales para la vida, pudiendo estar salpicados por valores o por antivalores.

Como ente social es el contexto donde el ser humano satisface sus necesidades básicas, psicológicas, sociales, afectivas y educativas, en tal sentido, la forma de satisfacción incide en la autorrealización en sus integrantes. Desde su realidad sistémica el caos y el orden forman parte de la dinámica familiar. Cuando está adecuadamente constituida promueve el desarrollo físico y emocional, es el punto de apoyo para concretar el logro de las metas trazadas. Al mostrar una inadecuada estructuración configura un escenario de fracaso y enfermedad mental. Se ha reportado que muchos patrones desadaptativos mostrados por los estudiantes son reflejo de sus familias.

Familia como complejidad organizada

Desde la complejidad subyacente en el pensamiento complejo la familia presenta una vinculación relacional donde coexisten variaciones o religares en lo sociofamiliar, educativo, cultural, antropoético y político, que definen las vinculaciones de cada integrantes entre sí mismos y con la diversidad de sistemas sociales.

Los primeros vínculos significativos son establecidos con los padres y las madres. El apego es el lazo afectivo del infante hacia sus progenitores, estos desempeñan un rol fundamental en sus vidas, de acuerdo a Constante (2022, p. 43) el apego permite generar un estado de seguridad y tranquilidad dentro del medio familiar, se refiere al vínculo emocional establecido con los semejantes, se crea entre personas con lazos afectivos, las consideradas importantes. En familias con dificultades para el establecimiento de estos lazos con sus hijos la condición puede afectar su neurodesarrollo, pues los procesos psicológicos superiores son el resultado de la calidad presente en la interacción social.

La familia es el contexto para el establecimiento de vínculos afectivos, también incide en el desarrollo de habilidades sociales. Es un escenario de aprendizaje, crecimiento y evolución, cobra importancia en la transformación individual, paralelamente en la formación como ser social. Dentro de su núcleo cada miembro influye en el otro, en igual medida construye la identidad y sentido de pertenencia. Es el semillero donde los niños aprenden a cultivar sus emociones, a regularlas, a desarrollar la empatía. En su núcleo internalizan valores para establecer relaciones saludables.

La familia modula el desarrollo personal, cognitivo y emotivo de las personas que la integran, es el entorno de evolución humana, cumple un papel en el proceso de socialización primaria, no se vincula a un estilo parental o de preferencias sexuales de los adultos significativos. Una vez organizada o establecida se esfuerza por educar, formar y garantizar el bienestar de sus integrantes.

La familia tiene responsabilidad pedagógica por la educación de las nuevas generaciones, es un compromiso moral y educativo, de acuerdo a Declaración mundial sobre educación para todos y marco de acción para satisfacer las necesidades básicas de aprendizaje de Tailandia (1999), La Educación es una necesidad básica de supervivencia, en tal sentido, el éxito en el logro de sus propósitos está en relación a la influencia de la familia en el ejercicio de su rol educativo. Gallego (2016) sostiene:

La Pedagogía de la Familia permite dar respuesta a las inquietudes y dudas sobre las consecuencias del comportamiento diario de los progenitores y de sus formas de proceder en relación con los hijos, así como facilita el conocimiento de estos en función de la etapa evolutiva en que se encuentran. Los beneficiarios de los conocimientos aplicados de esta nueva rama educativa son tanto para los padres como los hijos y los profesores. Todos ellos verían reforzadas sus competencias para desempeñar las funciones que conllevan cada uno de los roles (p. 138-139).

Esta propuesta pedagógica tiene como eje central la función educativa de la familia y los conocimientos relacionados con ella. Sus principios se sustentan en diferentes ciencias que aportan conocimientos interdisciplinarios enfocados a generar lineamientos teóricos, metodológicos y axiológicos para el bienestar familiar.

Lo expuesto indica la importancia o necesidad de impulsar desde la formalidad del proceso educativo la pedagogía familiar, con el fin de ayudar a estos núcleos primarios y a los educadores a elaborar principios teóricos, metodológicos y aspectos relevantes en la formación, con criterios de permanencia y pertinencia social, sobre todo considerando la particularidad con la que se presenta el nuevo tiempo.

La familia: escenario para la comunicación

En el contexto familiar los seres humanos aprendemos pautas comunicativas verbales y no verbales, pueden ser funcionales o disfuncionales. Para Gallego (2016), cuando la familia genera relaciones interpersonales mediadas por el amor, la confianza y la comunicación, estimula la autorrealización en la descendencia. Una familia adecuadamente constituida establece un patrón democrático en la socialización. Las opiniones de sus integrantes son valoradas, también tenidas en cuenta en la toma de decisión, se busca asumir las responsabilidades en función de la reflexión, el convencimiento y el diálogo, se procura la autorresponsabilidad. En un contexto como este los hijos comprenden la necesidad de hacerse cargo de las propias obligaciones. Los padres en cada uno de sus roles se presentan como ejemplos a seguir, animan a su descendencia a desarrollar responsabilidad en el logro de metas (p. 372).

Funcionalidad y educación

La familia tiene dentro de sus funciones brindar apoyo a sus miembros para el desarrollo humano, es responsabilidad del núcleo familiar proporcionar amor, respeto, seguridad y sentido de pertenencia. En este sentido Jimeno (2015, p. 23), sostiene que el clima social familiar juega un papel fundamental en el desarrollo de las vinculaciones afectivas y en la adaptación personal social de los integrantes. Cuando el clima familiar es percibido como elevado en cohesión, expresividad, organización, afecto y niveles bajos en conflicto, los integrantes muestran mayor adaptación a diversidad de contextos educativos y sociales, contrariamente, los integrantes de familias cuyas percepciones sobre la misma van en la línea contraria a la afiliación, desarrollan dificultades de adaptación. La familia funcional es capaz de situarse en parámetros moderados tanto de adaptabilidad como de cohesión.

La funcionalidad familiar es la clave para el desarrollo social y psicológico de sus miembros, implica una adecuada estructuración, vínculos y triangulaciones en el seno del grupo primario, de conformidad a ello, Barroso (2010), argumenta que en este tipo de familias:

Todos los integrantes del sistema quedan incluidos, manifiestan satisfacción en la relación, cada quien se encuentra ubicado en su posición cronológica e histórica, en igual medida se sienten identificados con sus modelos y con la libertad de expresar sus diferencias, se relacionan con todos los demás, socializando y sintiéndose capaz de establecer contactos fuera de las triangulaciones familiares, en estas familias todos están incluidos y separados, el mecanismo de acercamiento y separación funciona alternativamente, y cuando hay pérdidas, muertes, separaciones, divorcios, ausencias, todos permanecen en la relación, unidos por los vínculos del triángulo que son indestructibles. (p. 330).

Desde la óptica citada los triángulos familiares están conformados por vínculos, configuran formas de unión entre los integrantes de las familias, es una unión biológica, afectiva, de sentimientos como el cariño, la ternura, implica el amar, ser amado, respetado, aceptado, apreciado y valorado. En la familia funcional se siente un verdadero interés por el otro, se expresa en el vínculo.

La funcionalidad es una condición relacionada con una familia en equilibrio, en su contexto están claros los roles de padres e hijos. La funcionalidad radica en la capacidad de expresar sentimientos, opiniones, debilidades en una relación que brinda confianza. La comunicación no es sólo verbal, sino también no verbal y mediadora. La familia en esta condición es capaz de situarse en parámetros de adaptabilidad o de cohesión, en torno a lo expresado, Satir (2022), argumenta que la familia funcional es un grupo social nutritivo, en su dinámica es capaz de imprimir vitalidad, sinceridad, honestidad y amor. Los integrantes tienen libertad de comunicar lo que sienten. Pueden hablar de sus desencantos, temores, heridas, enfados y críticas, así como de sus alegrías o logros. La funcionalidad favorece el desempaño adecuado en los diferentes contextos humanos, particularmente en el campo educativo (p. 28).

La funcionalidad fomenta el sentido de pertenencia y de arraigo, para Barroso (2010), es la experiencia de estar vinculado a los integrantes de la familia con quienes existen vinculaciones biológicas y afectivas, sin posibilidad de poderse desentender porque existen raíces, apoyo y confiabilidad. “Cuando el triángulo familiar está debidamente organizado los miembros de la familia permanecen unidos en el reconocimiento uno del otro en el afecto y respeto” (p. 332)

La funcionalidad familiar incide positivamente en el desempeño estudiantil, en sustento a lo argumentado Castañeda (2016, p. 10), sostiene que la funcionalidad ejerce un efecto favorable en el rendimiento académico, pues la familia despliega un clima de estabilidad, satisfacción de necesidades y comunicación asertiva. Como sistema propicia la comunicación, incide en la complementariedad de roles y funciones llevados a cabo por los integrantes. También permite brindar apoyo a cada miembro.

El vínculo funcional es efectivo, brinda apoyo emocional, promueve valores y normas. Influye en la resolución de conflictos, también en la capacidad de adaptación a los cambios. La familia desde su funcionalidad favorece estrategias para afrontar las crisis, estimula una vinculación favorable con el entorno social.

Desde el aporte teórico propuesto por Satir (2022), en el núcleo de una familia funcional la comunicación fluye entre sus miembros, existe interés en escuchar y ser escuchados. El aprecio, la aceptación y la empatía, en un vínculo de confianza están presentes. Los integrantes del sistema pueden mostrar libremente su afecto, malestar o desacuerdos, no sufren de miedo al error o riesgo, pues se comprende que los errores son preámbulo a la madurez. Existe armonía con fluidez en las relaciones. Los hijos son amables, en igual medida espontáneos. La familia los toma en cuenta como personas, es normal el contacto físico, se considera importante la manifestación de afectos (p. 40).

La familia funcional en su vínculo establece límites flexibles, la comunicación es clara, asertiva y sincera, cada miembro presenta su roles con funciones establecidas. Las jerarquías son transparentes. Los integrantes presentan sociabilidad fuera o dentro del sistema familiar, consideran la individualidad de sus integrantes, valoran la autonomía en lo moral e intelectual. Cada individuo es aceptado y respetado considerando las normas o reglas existentes. Quienes conforman el sistema cumplen sus funciones en la diversidad de contextos donde hacen vida.

Este núcleo primario desde su funcionalidad promueve un desarrollo saludable en sus integrantes. Esta cualidad es un proceso dinámico y multifacético, involucra la satisfacción de necesidades básicas, el desarrollo saludable, la adaptación al cambio y la transmisión de valores. En la complejidad sistémica familiar cada quien presenta sus propias fortalezas y desafíos con incidencia en el desarrollo de los demás integrantes. De conformidad a lo expresado por Minuchin (2015), la estructura de una familia es la de un sistema sociocultural abierto en proceso de transformación, como tal opera a través de pautas transaccionales, las mismas regulan la conducta de los miembros, permiten establecer patrones acerca de qué manera, cuándo y con quién relacionarse, según el patrón imperante en el vínculo pueden generarse condiciones con efectos en la salud mental (p. 18).

En las familias funcionales cada persona experimenta confianza en expresar con asertividad las experiencias positivas o las que puedan afectar la dinámica del sistema, en este sentido Méndez (2018), considera que la funcionalidad familiar está en sintonía con la capacidad de expresar sentimientos, opiniones, debilidades, en este grupo la comunicación no es sólo verbal, sino también no verbal y mediadora, en la interacción interpersonal prevalecen valores con efectos favorables en la convivencia (p. 248).

Las cualidades personales se manifiestan desde diferentes rasgos de personalidad en los integrantes de las familias con este perfil, en base al aporte propuesto por Satir (2022), los padres de familias funcionales son nutridores, recurren a la claridad, piden información, escuchan de forma activa, tocan, comprenden, buscan la oportunidad adecuada para afrontar conflictos, toman conciencia de los sentimientos en sus integrantes. Los descendientes aprenden la funcionalidad a partir del modelado o conducta directa. En estos contextos familiares se comprende la inevitabilidad del cambio, los niños pasan con rapidez de una etapa a otra, los adultos nutridores en igual medida nunca dejan de crecer y adaptarse, estas personas aceptan que el cambio es parte de la vida y tratan de aprovecharlo de manera creativa para hacer que sus familias sean más funcionales (p. 30-31).

En las familias funcionales los progenitores o adultos significativos son responsables de crear un ambiente familiar estimulante con efectos favorables en la salud, estos núcleos propician asistencia a las instituciones educativas, tienen el mérito de esforzarse en ello y de promover un comportamiento ajustado en sus descendientes. En relación a lo argumentado Pereira (2021), sostiene que los padres desempeñan un papel esencial en el fomento de entornos de aprendizaje seguros, dentro de la competencia familiar está la aproximación hacia las instituciones educativas (p. 81).

La familia en la satisfacción de las necesidades humanas

La funcionalidad se vincula a una familia inclusiva, que acciona en favor de satisfacer las necesidades de todos sus integrantes, particularmente las educativas. El vínculo se sustenta en relaciones interpersonal mediadas por el amor, el respeto incondicional, el aprecio, la aceptación, confianza y la empatía. Esta disposición favorece el sentido inclusión en el sistema, lo cual se generaliza al entorno social. Cuando surgen situaciones negativas o imprevistas la funcionalidad es una fortaleza, su dinámica permite a cada integrante satisfacer sus necesidades básicas, sociales, afectivas y educativas.

Lo sustentado encuentra argumento en Schutz (2001), este sostiene que los seres humanos tenemos necesidades interpersonales, las mismas han de ser satisfechas en el seno de la familia. Un sistema familiar funcional genera condiciones para que sus integrantes puedan satisfacerlas adecuadamente. La satisfacción apropiada promueve en cada persona el sentirse importante y significativo, viven la experiencia de sentirse meritorios o dignos de atención por parte de los demás. Desarrollan aptitudes, capacidades y competencias, así como una aptitud práctica para enfrentar la vida. Estas familias despliegan una carga afectiva que lleva a cada integrante a sentirse digno de ser amado (p. 34-35).

Por otra parte, Lorenzo (2015), sostiene que las necesidades de la familia constituyen un proceso complejo orientado a mejorar las condiciones de existencia mediante la progresiva satisfacción. Cuando son satisfechas desde la funcionalidad se estimula favorablemente el desarrollo, la autorrealización y la calidad de vida en los integrantes, particularmente en los más vulnerables.

La funcionalidad favorece el desarrollo de potencialidades en los integrantes del sistema familiar cuando son estudiantes. La familia es el primer contexto donde los seres humanos satisfacen necesidades biológicas, de seguridad, sociales, de reconocimiento y de autorrealización. Desde el enfoque de Maslow (2016), la manera como los seres humanos satisfacen sus necesidades en los contextos de vida determina la salud o la enfermedad mental. Cuando el conflicto está presente en la satisfacción se fomenta la neurosis, la persona orienta su vida desde necesidades deficitarias, por otra parte, cuando el medio promueve satisfacción plena en armonía y en valores positivos se promueve la salud mental.

La disfuncionalidad en la adaptación y rendimiento estudiantil

La familia es un escenario de aprendizaje del buen o el mal obrar, es la fuente primaria de salud o de enfermedad. Al respecto Satir (2022, p. 23-24), ubica a las familias en una escala que va desde nutridoras hasta muy conflictivas o problemáticas. Las familias conflictivas socializan personas con marcada conflictividad en la resolución de problemas, contribuyen al menoscabo de la personalidad en sus integrantes. La dinámica familiar por su psicopatología puede tener incidencia en el crimen, enfermedades mentales, alcoholismo, drogadicción, pobreza y problemas sociales.

La disfuncionalidad es una dinámica enfermiza dentro del sistema familiar. Es una condición patológica, se asocia con enfermedad familiar. Las familias también se contaminan, tienen su propia psicopatología. Al respecto Watzlawick (1991), sostiene que las familias perturbadas son refractarias al cambio, demuestran una notable capacidad para mantener el statu quo mediante una retroalimentación negativa (p. 97).

Por otra parte, desde la óptica de Minuchin (2015), las familias disfuncionales han desarrollado pautas transaccionales enfermizas para enfrentar la cotidianidad y las situaciones de tensión o estrés. En ellas puede haber un paciente identificado, es el depositario de la problemática familiar, éste se encuentra en el centro de las pautas disfuncionales, a menudo la familia es poco flexible, incapaz de recurrir a formas de relación diferentes, con ello continúa el accionar desde la patología que canaliza la relación (p. 40).

La disfuncionalidad implica efectos negativos en las emociones y el bienestar, promueve patrones de comportamiento perjudiciales para la familia con efectos en los integrantes. Desde la postura de Satir (2013), las familias pueden generar patrones psicopatológicos en la interacción, se hacen presentes cuando el vínculo es penoso, la situación promueve acciones disfuncionales, puede haber un miembro de la familia a quien afecta más el caos dentro del sistema, este puede asumir el rol de paciente identificado, muchos de ellos presentan conductas desadaptativas y bajo desempeño en las instituciones educativas donde hacen vida (p. 2).

La investigadora antes citada (2022), sostiene que los integrantes de familias disfuncionales padecen males físicos y mentales como reacción a un ambiente inhumano (p. 24). En los referidos núcleos familiares el vínculo entre sus integrantes está afectado, se refleja en la comunicación y en la precariedad de los triángulos familiares. Barroso (2010), argumenta que cuando los triángulos familiares están debidamente organizados los integrantes de la familia permanecen unidos en el reconocimiento, se genera la conciencia de tener y contar con la familia, cuando los triángulos se rompen por la razón que sea sobreviene la sensación de pérdida total, de confusión, vaguedad que desconecta al individuo para afectar su autoestima, su energía, haciéndolo perder contacto para mantenerlo fuera de contexto con aturdimiento y confusión. (p. 332).

La comunicación deficiente y negligente cobra eco en este grupo familiar. Según Satir (2022), los integrantes hablan sin pensar en las consecuencias. Lastiman en manifestación de poder o por inseguridad. Puede presentarse la dificultad para expresar sentimientos, resolver conflictos o establecer límites claros, los papeles familiares están mal estructurados, pueden darse situaciones de abusos y negligencia, no se cumplen las necesidades por igual, la gente se desconecta en el vínculo interpersonal.

Las familias disfuncionales presentan incongruencias en la comunicación, esta puede ser vaga e insincera, sus integrantes ante el clima de incertidumbre manifiestan confusión, Bateson (1982), sostiene que las familias disfuncionales pueden fomentar el pensamiento paralógico en quienes configuran el sistema, paralelamente propiciar necesidades emocionales insoportables y ofrecer modelos contradictorios para la identificación psicosexual que resultan difíciles de integrar (p.65).

La comunicación verbal y no verbal indican disfuncionalidad en estos contextos familiares, Watzlawick (2002), sostiene que la familia disfuncional se genera un patrón de comunicación tipificado como doble vínculo, implica recibir o emitir mensajes contradictorios en relación a un mismo fenómeno o hecho, una información incluye a otras para aceptarlas y negarlas al mismo tiempo. Cada mensaje, aunque es emitido por una misma persona puede presentar tipos lógico diferente, los códigos de comunicación en miembros de familias disfuncionales pueden esconder metamensajes, es decir, información no emitida abiertamente pero que se esconde en los gestos, también en las palabras. Desde la perspectiva del autor en las familias disfuncionales emergen personas con el rol de pacientes identificados, éstas para garantizar la homeostasis familiar desarrollan algún tipo de patrón desadaptativo, e incluso trastorno psicopatológico (p. 142)

La comunicación es un factor clave en la funcionalidad o en los patrones de disfuncionalidad, al respecto Van Manen (1998), argumenta que en muchas familias los adultos están muy preocupados con sus propios asuntos para ser conscientes de lo que ocurre en la vida de sus hijos, desde esta perspectiva la buena comunicación mantiene un nivel de intimidad sin sofocar la necesidad de los hijos de su espacio personal. En la mayoría de las familias los adultos se comunican poco con sus descendientes. En otras los padres sobreprotectores o entrometidos se comunican demasiado, inmiscuyéndose en los pensamientos, los sueños, la imaginación y los sentimientos (p. 171).

Van Manen argumenta que una relación comunicativa equilibrada potencia una mayor oportunidad para el conocimiento de uno mismo, mientras que la satisfacción de proximidad e intimidad en el núcleo familiar fomenta la sensibilidad. El autor acota que la falta de comunicación es probablemente más normal que el exceso en algunas familias. Los padres entrometidos suelen sospechar de sus hijos, por lo tanto, estos pueden tener mayor necesidad de guardar información en secreto, prefieren no decirla, se fomenta la incomunicación y el miedo, puede surgir la mentira como mecanismo defensivo o forma de eludir el castigo.

De esta manera se desarrolla una lucha silenciosa entre la necesidad de autonomía y el deseo de los padres por controlar la individualidad de sus descendientes. Se pone en evidencia que la comunicación disfuncional puede promover la incomunicación y la falta de autonomía, en este orden Kamii (1982) sostiene que la educación y crianza autoritaria dificultan el desarrollo de la autonomía moral e intelectual en hijos y estudiantes, generando personas que a la larga desarrollarán heteronomía moral e intelectual en el vínculo con los demás.

La disfuncionalidad es una característica de contextos familiares violentos, la misma se da en hogares que tienen la capacidad de trastocar la salud física y mental en sus integrantes. Los antivalores, falsas creencias, la violencia en todos sus niveles, la insatisfacción, malestar, estrés y enfermedad, se encuentran en las familias disfuncionales. Un reporte teórico lo presenta González (2016), el investigador considera que las alteraciones en la vida familiar son capaces de provocar alteración emocional, desequilibrio y descompensación del estado de salud. La vivencia de problemas familiares precipita respuestas de estrés, entre las cuales se encuentra el descontrol de la enfermedad crónica o su inicio. El apoyo que ofrece la familia es el principal recurso de promoción de la salud, también ejerce efectos favorables en la prevención de la enfermedad y los daños que estas generan (p. 14).

En las familias disfuncionales es común el estrés crónico productos del clima de tensión y las amenazas, este contexto de vida puede tener repercusiones en la salud física y mental, pues incide en la dinámica química del sistema nervioso, al respecto Jensen (2010), acota que las amenazas en algunos escenarios de vida se utilizan para regular la conducta de las personas, pudiendo propiciar una excesiva sobretensión. En situaciones de este tipo el cerebro segrega cortisol como mecanismo para enfrentar la situación de peligro emocional, entre las reacciones biológicas que pueden desencadenarse está la depresión del sistema inmunológico, la tensión de los músculos, coagulación de la sangre y elevación de la presión arterial, sostiene el autor que “los niveles altos de cortisol provocan la muerte de las células cerebrales del hipocampo, importantes en la formación y mantenimiento de la memoria” (p. 80). Lo planteado en el párrafo anterior es un ejemplo de las consecuencias que para la salud en general tiene un medio familiar disfuncional.

La disfuncionalidad afecta a los integrantes en cualquier estadio de vida, el efecto negativo de la condición familiar está al margen de la edad. Cassaretto (2009), sostiene que los adolescentes pueden presentar formas distintas de afrontar las situaciones estresantes de conformidad a la vida familiar. Cuando se presentan situaciones críticas familiares, como separaciones o divorcios pueden darse respuestas medianas o intensas ante el stress, pudiendo generar reacciones adaptativas en los diversos contextos educativos y rendimiento académico deficiente; por otra parte, ante episodios de violencia familiar, abuso físico o sexual, por ser altamente estresantes, el afrontamiento suele darse desde el plano defensivo, pudiendo llegar al desequilibrio mental.

La disfuncionalidad es una condición destructiva del vínculo familiar, afecta los valores, fomenta la enfermedad del cuerpo y del espíritu, incide en el caos social. Gran parte de los problemas personales y sociales manifiestos en la humanidad son el resultado de haber sido criados o haber formado familias disfuncionales. La familia disfuncional promueve el caos social, porque la sociedad es la suma de las familias existentes. Guarín (2023), afirma que cuando la familia ejerce una acción deficiente niega asumir su rol en la educación de los hijos, en tal sentido, deja de potenciar el desarrollo integral, se descuidan las necesidades básicas, afectivas, sociales y educativas, se promueve una socialización distorsionada, probablemente dentro de un contexto donde la drogadicción, la delincuencia, la agresión, junto con otros problemas sociales se hacen presentes (p. 222).

Actualmente se reporta una crisis social con efecto en la convivencia, el fenómeno se hace presente en todas las clases sociales, Satir (2013), argumenta que no necesariamente el vivir en un sector social con alta incidencia de criminalidad interlocal, es caldo de cultivo para quienes son socializados y educados en esos contextos sociales desarrollen patrones desadaptativos, pues al ser la familia la institución que canaliza el vínculo de sus integrantes con la sociedad es la funcionalidad o disfuncionalidad la que induce patrones de desadaptación social (p. 30).

En el vínculo familiar y sus triadas se presentan diferencias e intereses variados, se manifiestan en gustos, motivaciones, creencias, opiniones y percepciones diferentes. Un fenómeno real en toda familia son las diferencias. Por ser las motivaciones tan amplias y variadas cada integrante podría mantener puntos de desencuentros, esta particularidad puede influir en el vínculo y las triangulaciones. Desde la óptica de Barroso (2010), un inadecuado manejo de las diferencias puede potenciar comportamientos donde cada quien olvidándose de la conciencia de sí mismo actúe buscando el apoyo de otra persona contra otros integrantes del sistema. Este mecanismo se conoce como coalición y guarda relación con infinidad de problemas que las personas viven dentro de sus propias familias. Algunos miembros de la familia sienten que su seguridad está amenazada por un tercero y se juntan en coalición en contra de la persona percibida como amenazante (p. 339).

La integridad familiar se rompe con las coaliciones presentes dentro del sistema. Estas se presentan cuando se forma un subsistema dentro del sistema mayor, surge enfrentado y negado a la normatividad. La disfuncionalidad ejerce un funcionamiento inadecuado con efectos nocivos en las familias, afecta la capacidad de estas para cumplir adecuadamente su función y roles.

La disfunción alude a una familia con problemas en el vínculo interpersonal, en su contexto las personas pueden actuar con violencia, pueden agredirse y mostrar insensibilidad. Satir (2022), sostiene que los hijos de familias disfuncionales pueden sentir sentimientos de inutilidad, crecen con una comunicación distorsionada y reglas inflexibles, suelen ser muy críticos ante las diferencias, aplican castigos desproporcionados por los errores, en igual medida experimentan dificultades en el aprendizaje de la responsabilidad. Desde la óptica de la autora, los niños socializados en familias disfuncionales corren riesgo de desarrollar conductas destructivas contra sí mismos y los demás (p. 41).

Una familia disfuncional genera proyectos de vida negativos, la condición individual de los hijos está afectada, en consecuencia, todo lo que gira en torno a ellos. Sus motivaciones y proyectos de vida son salpicados por la disfuncionalidad, porque la formación del individuo está condicionada por la familia que es la primera y más importante escuela. En el hogar se construye la autoestima y el autoconcepto, en dichas familias se distorsiona el marco referencial, encontrándose individuos deformados o en contradicción con lo que es un ser humano sano física y mentalmente. Los estudiantes arriban a las instituciones educativas con problemas de autoestima, de valoración, dudan o desconfían de lo que son capaces de ser y hacer.

Una diversidad de dificultades adaptativas son resultado de familias disfuncionales, Nowacky (2023, p. 179), admite que estos sistemas ejercen su rol con barreras en el acompañamiento de sus hijos, no necesariamente relacionado con bajo nivel educativo o falta de paciencia en apoyo académico, en tales circunstancias recurren a otras personas o instituciones para paliar el proceso formativo.

Estos contextos están en situación de vulnerabilidad social y económica. Por ejemplo, un alto índice de madres adolescentes sin educación tiene hijos de varios padres, generalmente ausentes, sin embargo, cuando se reporta la presencia del padre los mismos suelen asumir la condición con escasa responsabilidad, dedicándose a los juegos de azar. Padres y madres se despreocupan de sus hijos, encontrándose muchos de ellos en las calles sin supervisión ni seguimiento sobre el desarrollo de sus vidas y del proceso educativo.

En los contextos familiares disfuncionales el vínculo suele implicar conflictos constantes, se evidencia falta de apoyo emocional, en igual medida la negación de los problemas, esta realidad afecta las relaciones interpersonales entre los integrantes. Ante la conflictividad se da el aislamiento, cada quien ocupa un espacio para no ser molestado ni permitir intromisión de los demás. La disfuncionalidad puede tener un efecto profundo y duradero en los hijos en lo personal y académico. Los niños que crecen en familias disfuncionales sufren problemas emocionales, se manifiestan con ansiedad, depresión, baja autoestima, ira, no mantienen relaciones saludables con los otros, pueden presentar conductas desafiantes, agresividad, retraimiento e incluso suicidio.

Responsabilidad pedagógica familiar

Se describe como familia pedagógicamente responsable la que brinda apoyo en los procesos académicos y pedagógicos. Implica facilitar requerimientos para el estudio en todos los niveles educativos. Este núcleo asume la condición del estudiante, está consciente de cuál es el rol que necesita desempeñar como tal, su aporte es significativo para que el ser que está construyendo su persona, su ciudadanía y su profesión, se forme de la mejor manera posible, en ello la familia connota el amor, el respeto, la empatía y sobretodo la seguridad en el manejo de valores.

Este tipo de núcleo familiar consciente del rol fundamental en la educación de sus hijos busca participar activamente en su desarrollo integral, fomentando el aprendizaje, los valores y las habilidades necesarias para la convivencia en cada contexto de vida. Estas familias educan con intensión y compromiso, poseen un núcleo que asume activamente su papel en el proceso educativo, crean experiencias de aprendizaje significativas. En torno a lo planteado, Gallego (2016), considera a la familia como el primer contexto en el que los hijos aprenden a ser ciudadanos, es responsabilidad de padres y madres configurar y promover en sus descendientes conductas, valores, hábitos y actitudes positivas que les permitan insertarse adecuadamente en la sociedad (p.106).

Los padres de familias pedagógicamente responsables son auténticas personas. En relación a lo propuesto, Bagur (2022), considera que el desarrollo humano se construye a partir de las relacionales que los estudiantes practican en diferentes entornos y en gran medida depende del apoyo que tengan de los padres, pues la energía que proyecten para el desarrollo de sus hijos en contextos como el hogar, la escuela, el barrio o la comunidad, de manera directa o indirecta favorece o entorpece este desarrollo. Desde esta perspectiva, es importante considerar las características personales, el ambiente y la calidad de las interacciones para conseguir el nivel máximo de desarrollo en los entornos donde hace vida el estudiantado. Los principales mecanismos asociados al desarrollo infantil son la comunicación, la interacción, la participación y las rutinas diarias (p.47).

En relación al tema tratado, Pereira (2021), sostiene que la familia en su compromiso pedagógico ha de favorecer una educación familiar sustentada en valores éticos y morales, en igual medida generar enlaces con cada contexto de educación formal. La familia y la institución educativa convergen en la necesidad de contribuir con la formación integral del estudiantado, ambas guardan relación con el aprendizaje ético y moral (p.71). La sociedad mutua empieza con la alianza establecida desde la inscripción de los estudiantes en las escuelas. En base a la función educativa las dos instituciones pueden mantener una relación afectuosa en mutua colaboración, implica un vínculo en valores que los estudiantes en formación han de internalizar. Contradictoriamente suele pasar que la responsabilidad pedagógica de familias e instituciones educativas se ve afectada cuando entre ambas se mantiene una vinculación de rivalidad, desde esta postura transmiten valores negativos

Una familia pedagógicamente responsable crea entornos adecuados de aprendizaje, juega un papel activo en el desarrollo educativo de sus miembros, fomentan la responsabilidad, establecen rutinas educativas, prestan su ayuda y cuando sus hijos requieren la atención que no pueden dar la buscan en otros lugares, por ejemplo cuando tienen discapacidad, mantienen una comunicación constante con sus hijos sobre sus experiencias, los enseñan a gestionar sus emociones, crean entornos adecuados para el aprendizaje.

De conformidad a lo dicho Bagur (2022), desde el modelo ecológico de Bronfenbrenner (1987) sostiene que el desarrollo humano se construye a partir de las interacciones relacionales que los sujetos practican en diferentes entornos, el autor los tipifica como microsistema, macrosistemas y mesosistema, como el hogar, la escuela, el barrio o la comunidad, sea de manera directa o indirecta, el éxito de programas de intervención en la atención de niños dependen de los apoyos que tengan los padres y la energía que proyecten para el desarrollo de sus hijos, los principales mecanismos asociados al desarrollo infantil son la comunicación, la interacción, la participación y las rutinas diarias que vivencian los niños. (p. 46-47).

Los familiares deben actuar de forma unida con los servicios de atención a fin de optimizar los beneficios tanto para el desarrollo de sus hijos como para los miembros de la unidad familiar, el autor citado propone que la construcción del desarrollo infantil surge de la interacción del niño con la familia y sus entornos, los miembros del sistema familiar son eje central de la atención, en función a esta consideración es importante asumir rutinas cuando sus hijos requieren apoyos especiales durante los primeros años de vida, las familias que participan en la intervención se benefician por la adquisición de nuevos conocimientos, habilidades, de nuevos apoyos familiares y de los servicios comunitarios (p. 55).

En el proceso de educar, formar y guiar el comportamiento de una persona la familia como primera institución social constituye la base fundamental para el desarrollo de su personalidad, paralelamente incide en la creación de una cultura cónsona con principios éticos. En la familia es donde se inculcan los principales valores y esquemas que les darán a las nuevas generaciones los diferentes caminos a transitar desde lo que se conoce como procesos de socialización primaria, en su seno se forman costumbres, hábitos, reglas, lenguaje, rituales y el estilo de vida, estos procesos se configuran desde el rol educativo familiar.

En sustento a lo argumentado en el párrafo anterior, Rodríguez (2024), sostiene que la educación familiar es el proceso por el cual unos miembros de la familia activan y realizan las funciones de socialización y de maduración personal. Su propósito es lograr la autoconfiguración de los miembros receptores de la intervención a través de la comunicación, de la relación mantenida entre ambas instancias y de los diferentes elementos que facilitan la acción educativa. Y dicha autoconfiguración consiste en poder alcanzar la meta humana, la humanización (p.87).

Una familia pedagógicamente responsable debe contar con recursos materiales para garantizar una buena educación. La pobreza material, las crisis sociales y económicas, así como el clima de conflictividad en una sociedad puede afectar la responsabilidad de las familias por brindar contextos educativos favorables, pues estas condiciones de existencia afectan la conciencia tanto social como colectiva, en consecuencia puede verse afectado el cumplimiento de la responsabilidad pedagógica familiar. De concordancia a lo planteado, Bronfenbrenner (2002), considera que la familia como sistema forma parte de macrosistemas y exosistemas políticos, sociales, económicos y ecológicos, cada uno tiene incidencia en la dinámica familiar, esta puede ser positiva o negativa.

En relación al efecto sistémico ejercido por la macroeconomía en la familia, Nowacky (2023), considera que muchos padres de familia se ocupan de garantizar los ingresos económicos del sustento, en estos hogares los hijos asumen un rol más independiente en la atención de sus responsabilidades educativos, sin embargo, no es suficiente el aporte económico generado para satisfacer las necesidades materiales, sociales y afectivas de la familia (p.4).

La pobreza material puede afectar la funcionalidad, pues desde la tesis propuesta por Nowacky (2023), las familias afectadas viven en condiciones de vulnerabilidad, deben dedicarse a realizar actividades variadas para garantizar ingresos económicos con los cuales sobrevivir. La mayoría de estas familias cuentan con una madre cabeza de hogar, éstas trabajan y viven el día a día, generalmente no están preparadas académicamente, ni para apoyar a sus hijos, en igual medida para comunicarse adecuadamente con docentes y directivos, por lo que prefieren abstenerse de participar en la dinámica educativa de su descendencia. Asisten a la institución sólo cuando reciben quejas por conductas disruptivas ejercidas por sus hijos, o a las reuniones de padres de familia. Delegan toda la responsabilidad formativa en la escuela, asisten solo cuando son convocados a la institución a reuniones específicas, bien sea para tratar alguna dificultad presentada por hijos o actividades extra académicas (p.181-182).

Reflexiones finales

Para dar cierre al presente artículo es importante conocer que la familia es una institución educativa, siempre está presente en la existencia de las personas, es su compromiso educar en valores, promover actitudes favorables, en igual medida generar hábitos sanos, patrones de comunicación funcionales y un vínculo respetuoso con el medio ecológico que garantiza la vida, en su compromiso es de relevancia el trabajo mancomunado con las instituciones educativas.

Lo antes expresado suele verse escasamente reflejado en los contextos familiares, en este orden de ideas, Martínez (2012), sostiene que las familias se interesan en cierta medida por la educación de sus descendientes, no todas lo perciben de la misma manera, muchas adoptan un perfil de conformidad en su vinculación con los docentes. Una proporción puede ser colaborativa en las actividades educativas, otras asumen roles protectores, de jueces, e incluso manifiestan ansiedad por los resultados de sus hijos. También pueden mostrar indiferencia al contexto educativo. En la diversidad también se encuentran familias desorientadas o de apoyo-soporte. Estos perfiles y sus diferentes formas de relación están en concordancia con las expectativas que las familias tengan sobre sus hijos y las percepciones o experiencias que hayan vivido a partir del contacto con las instituciones educativas y sus docentes (p.92-93)

Pese a las contradicciones que puedan presentarse es importante resaltar la implicación de la funcionalidad familiar en la adaptación y logro académico del estudiante en todos los niveles. Una familia pedagógicamente responsable es funcional, participa con los docentes e instituciones educativas en beneficio de sus integrantes. Mantiene un contacto permanente en favor del adecuado desempeño de sus hijos en el proceso enseñanza aprendizaje, incluso sirven de intermediarios ante otras familias cuando el trato es conflictivo. Estas familias establecen comunicación permanente con los docentes, sostienen un trato colaborador con la institución educativa. Generan una relación de ayuda con sus descendientes para que estos comprendan los contenidos plasmados en el currículo, se comunican con sus hijos asumiendo aspectos de la docencia.

De acuerdo a las leyes es responsabilidad del Sistema Educativo y de cada una de sus instituciones fomentar dinámicas educativas en favor de la funcionalidad familiar de los estudiantes.

Referencias

Andrade, J. (2022). Familia y educación: apuntes para una comprensión sistémica desde el paradigma de la complejidad de Edgar Morin. Revista Eduser. Universidad de San Buenaventura, Medellín. Disponible en: https://eduser.ipb.pt

Bagur, S. (2022). Modelos de intervención en atención temprana: perspectivas de profesionales y familias. Tesis doctoral. Universitat de les Illes Balears. España. Disponible en: www.tesisenred.net

Barroso M. (2010). Autoestima ecología y catástrofe. Editorial Galac. Disponible en: https://books.google.com

Bateson G y otros. (1982). Interacción Familiar. Editorial Siglo XXI. Argentina.

Bronfenbrenner, U. (2002). La ecología del desarrollo humano. Editorial Paidós-Argentina. Disponible en Https://proyectos.javerianacali.edu.co

Cassaretto, M. (2009). Relación entre las cinco grandes dimensiones de la personalidad y el afrontamiento en estudiantes preuniversitarios de Lima Metropolitana. Tesis de maestría. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Disponible es: https://alicia.concytec.gob.pe

Castañeda (2016). Disfuncionalidad familiar y rendimiento académico de estudiantes de III y IV ciclo de la Institución Educativa Primaria N° 34216, Chontabamba, Oxapampa, Pasco. Tesis doctoral. Universidad César Vallejo. Perú. Disponible en: https://repositorio.ucv.edu.pe

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