INTRODUCCIÓN:
La berenjena es una hortaliza muy versátil, que admite varias formas de cocción ofreciendo una amplia gama de sabores y platos culinarios. Se puede consumir asada a la parrilla, frita, rebozada con huevo, cocida al vapor o al horno. ¡Cómo evitar querer cultivarla en nuestro huerto en casa!
HISTORIA:
La berenjena, cuyo nombre científico es Solanum melongena y perteneciente a la familia de las solanáceas, es pariente próxima del tomate y es beneficiosa para la salud, ya que protege al cerebro del envejecimiento y ayuda a prevenir cualquier tipo de infección. Sin embargo es importante saber cocinarla bien ya que comerla cruda puede traer complicaciones para la salud.
La berenjena se cultiva desde años ¡antes del 2000 a.C.! Diversos documentos escritos ubican el origen geográfico de este cultivo en el sudeste asiático (noroeste de la India, Birmania y China). La introducción de la berenjena a Europa se debe agradecer a los árabes a través de la España musulmana (Edad Media) donde su cultivo se instaló en las zonas más cálidas del Mediterráneo..
CARACTERÍSTICAS GENERALES:
La berenjena es una planta muy exigente en cuanto a la luz, requiere de 10 a 12 horas de luz diaria aproximadamente, por eso es importante definir bien en qué lugar de tu terraza o jardín cultivarla. En cuanto a la temperatura, es un cultivo de climas cálidos y secos, por lo que se considera uno de los cultivos más exigentes en calor (incluso más que el tomate y el pimiento).
La temperatura media para un buen crecimiento está comprendida entre los 23-25º C, aunque soporta bien las temperaturas elevadas, siempre que la humedad sea la adecuada. Lo ideal es sembrar las semillas a finales del invierno o principios de la primavera.
La berenjena necesita suelos francos y profundos, sin embargo no es un cultivo exigente en relación a este tema, ya que posee un potente y profundo sistema radicular. No obstante, lo ideal es mezclar la tierra con una gran cantidad de compost o abono y mantenerlo siempre húmedo.
Las semillas para la siembra se extraen de los frutos maduros. Lo ideal es sembrarlas primero en maceteros y dejarlas germinar alrededor de 10 semanas para luego trasplantarlas a 25-30 cm de profundidad. El trasplante debe hacerse después de que todo el peligro de heladas haya pasado